jueves, 2 de enero de 2014

BUEN FIN


                            Stmo Cristo del Buen Fin.

La imagen, tallada en 1645, es obra de Sebastián Rodríguez, 
discípulo de Juan de Mesa y coetáneo y colaborador del 
taller 
de Martínez Montañés. Fue restaurado en 1979 por Luis 
Ortega Bru, constatándose que la imagen es de madera 
maciza y sin clavos en su estructura.
La investigación en el Archivo de Protocolos que arrojó la luz 
definitiva sobre su autoría fue realizada por Maria Teresa 
Dabrio, que encontró no sólo el contrato sino el recibo del 
pago establecido, que fue de 150 ducados en monedas de 
vellón.
Actualmente procesiona sólo en el paso de Cristo aunque 
anteriormente lo hacía acompañado por un misterio.


Nstra Sra deLa Palma.
Atribuida a Pedro Roldán, sólo hay cierta seguridad en 
cuanto a su autoría en el siglo XVII. El candelero es de 
Ortega Bru, realizado en 1979. En 1980 fue restaurada por 
Luis Ortega Bru, que le abrió levemente los labios.



viernes, 25 de octubre de 2013

LA SED


Santísimo Cirsto de la Sed.
Autor:  Don Luis Álvarez Duarte.

Medidas: 1,75 m.
Material: Pino Flandes.
Restauraciones: Don Luis Álvarez Duarte, le realizó una primera restauración en 1991 y una nueva pequeña intervención en el año 2006.
La imagen del Santísimo Cristo de la Sed, representa el Pasaje Evangélico de la Quinta Palabra de Nuestro Señor en la Cruz, según el Evangelio de San Juan, Capítulo XIX, Versículos 28,29.
 “Sabiendo Jesús que todas las cosas estaban cumplidas, para que se cumpliese la Escritura dijo “TENGO SED”. Estaba puesto allí un paso lleno de vinagre. Los soldados, pues, empapando en vinagre una esponja y envolviéndola a una caña de hisopo, aplicaron sela a la boca.   

 Santa María de Consolación.

Autor: Nuestro hermano Don Antonio Joaquín Dubé de Luque.
Medidas: 1,69
Material: Pino Flandes.
Restauraciones: Don Antonio Dubé de Luque, le realizó una primera intervención de las década de los 70. En 1991 se vuelve a resturar también por su Autor, realizándosele nuevo candelero, remodelación de la m
 Bellísima Virgen.
El consuelo del cristiano es la vida eterna que nos libera. La visión profética de San Juan Evangelista en el Apocalipsis del triunfo final y definitivo de la Iglesia, hizo que dicho libro se considerara como “Libro de Consolación”.


jueves, 24 de octubre de 2013

SANTA CRUZ

 Santísimo Cristo de Las Misericordias.
Esta imagen de Cristo en la cruz, gozó de gran veneración entre la feligresía, no faltándole el debido culto que en su honor celebraba la Hermandad Sacramental, sobre todo en tiempos del Párroco Félix José Reinoso, publicándose en el Correo de Sevilla en las cuaresmas de 1.807 y 1.808, la celebración de un Quinario al “Cristo de la Misericordia”, es decir poco antes de que el edificio parroquial fuera derribado.
En el año 1.810, es derribado el antiguo edificio de la Parroquia de Santa cruz, trasladándose a la Iglesia de los Menores – que había sido expropiada a esta Orden -, no solamente la Sede Parroquial, si no también las dos hermandades que residían en el templo derribado: la de Nuestra Señora de la Paz y la Sacramental.
En 1.814, tras la marcha de los franceses, la Iglesia en la que estaba establecida la Parroquia es devuelta a sus legítimos dueños, que no eran otros que los Clérigos Menores, teniendo que trasladarse las funciones parroquiales al Oratorio del Hospital de los Venerables Sacerdotes, donde quedaron establecidas en precario tanto la Parroquia como las hermandades citadas. Existe una carta del Administrador del Hospital solicitando a la Junta de la Sacramental la cesión de la imagen del Crucificado que por falta de espacio se encontraba en el almacén para colocarla en una de las salas del centro asistencial; esta noticia deja claro que la Hermandad Sacramental se encontraba en posesión de la Imagen 26 años después de haber abandonado el primitivo templo de Santa Cruz. Acordado aceptar la cesión solicitada, el administrador notifica al Párroco con fecha 19 de Julio de 1.836 que la imagen del Santo Cristo “que es de un Patronato que está a cargo de la Hermandad de dicha Parroquia” se ha colocado en altar de la enfermería del hospital. Esta carta ratifica sin lugar a dudas que la Imagen que solicitó el administrador del Hospital fue la que estuvo en el antiguo templo, así como que seguía estando bajo la protección de la Sacramental.

 Nuestra Señora de Los Dolores.

De manera oficial, no se vuelve a tratar más sobre el asunto hasta algo más de un año después, ratificándose la decisión del cambio de Dolorosa, y dado que existen varias ofertas al respecto, se constituye una Comisión que desarrolle el proyecto. Sin embargo, la Comisión no llegó a actuar, ya que la opinión de una mayoría de oficiales solicita y consigue que se adquiriera la imagen de Eslava en el precio de 30.000 ptas. Tras aportarse amplia documentación complementaria – toda ella positiva –, en la que se recogían manifestaciones favorables efectuadas por notables miembros del mundo del arte, la cultura y las cofradías, en Cabildo General Extraordinario celebrado el 4 de Julio de 1.967, se aprueba la adquisición de la talla obra de Eslava. Traída la nueva imagen de la Virgen de los Dolores al seno de la Hermandad, fue bendecida el 25 de Octubre de 1.976, saliendo por primera vez en procesión el Martes Santo del año siguiente.
La actual imagen de Nuestra Señora de los Dolores, nos muestra un bello rostro con acusado llanto, mirada elevada, y cabeza ligeramente escorada a la derecha. Mide 165 cms. Recientemente ha sido tratada por Enrique Gutiérrez Carrasquilla, quien le ha construido nuevo candelero aumentando ligeramente su altura, igualmente limpió el rostro de la imagen cuya policromía se había visto afectada por el transcurrir de los años.

viernes, 19 de julio de 2013

EL DULCE NOMBRE

Nuestro Padre Jesús Ante Anás.
Es una talla de madera de cedro policromada para vestir, de 184 centrímetros de altura, que fue labrada por Castillo Lastrucci en 1923, siendo la primera obra procesional y sacra salida de las manos de este autor.
Costó la misma, 3.500 pesetas.
 Fue restaurada en 1991 por el ya inexistente Taller Isbilia de Sevilla.
Fue diseñado por Juan Pérez Calvo, realizándose en el taller de éste los trabajos de carpintería. Su talla es de Rafael Fernández Toro, es de estilo neobarroco, elaborado en madera de pino de Flandes. Es de líneas rectas, y tiene perfiles y bombo en su canasto, siendo realizado en el año 1945.
Porta en la actualidad respiraderos y maniguetas ejecutadas por Antonio Vega Sánchez en 1977.

María Santísima del dulce Nombre.
Es una imagen de candelero en madera policromada para vestir. Tiene su cabeza y su cuerpo ejecutados en madera de pino de Flandes, y sus manos en madera de cedro.
     Fue realizada por Antonio Castillo Lastrucci en 1924, midiendo 1,73 metros de altura. Su candelero es de base ovalada y está compuesto por ocho listones que arrancan de las caderas, siendo el actual realizado por el Taller Isbilia en 1991.
     Es la primera y más característica de las dolorosas de tipo “castizo sevillana”, de las labradas y creadas por su autor.

lunes, 15 de julio de 2013

LOS ESTUDIANTES

Santísimo Cristo de La Buena Muerte.
Los crucificados de Juan de Mesa suelen ser de tamaño mayor que el natural, con cruz arbórea y cilíndrica, lo que les confiere un mayor naturalismo. Al tener los pies fijados al madero con un sólo clavo, la composición de estos Cristos es triangular, apartándose así de los cánones de su maestro Martínez Montañés. En cuanto a la corona de espinas, puede estar tallada o sobrepuesta.
Los rostros, que expresan una gran dulzura, reproducen una serie de rasgos comunes: pómulos salientes, ojos pronunciados, si están abiertos, y formando una ondulación, si Cristo está muerto; el perfil de la cara inclinado hacia delante, cabello y barba muy simétricos y tallados profundamente en finas guedejas, los músculos del cuello muy pronunciados. Los brazos presentan profundas axilas. El tórax amplio y escurrrido, con todo lujo de detalles anatómicos, que permiten determinar las causas de la muerte.
Hay además un elemento originalísimo en la iconografía de Juan de Mesa: el paño de pureza. Se trata de un elemento añadido por la piedad popular y el “decoro”, ya que Cristo fue crucificado desnudo. Responde a dos tipos: anudado directamente a la cintura o sujeto mediante una cuerda bien visible. Este segundo permite un estudio magistral de los perfiles de la figura, a la vez que una soberbia talla en finos y profundos pliegues.
El Cristo de la Buena Muerte responde a estos rasgo generales de la iconografía de Juan de Mesa. La talla mide 1’76 m. y, a diferencia de los dos realizados anteriormente por el, no estaba destinado a ser sacado en procesión, sino a un oratorio privado para los Jesuitas, como así se desprende del contrato suscrito entre Pedro de Urteaga S.J. y Juan de Mesa y Velasco en 1620.
La suave relajación del cuerpo indica que acaba de expirar. Hay aún algo de vida. El cuerpo se desploma, y los brazos, de profundas cavidades axilares, forman un ángulo pronunciado. La cabeza cae hacia la derecha. Los ojos, semicerrados, presentan las cejas muy arqueadas y convergentes hacia la nariz, sin que esto menoscabe la dulce expresión del rostro. Sin la corona, postiza, la cabeza se muestra en toda su plasticidad; el pelo y la barba, de talla profunda, realzan la belleza del rostro, donde los rasgos propios del escultor aparecen dulcificados, sin que esto reste un ápice de su realismo ascético.
El cuerpo, perfecto en su anatomía, también nos indica que acaba de morir. Los rasgos tanatológicos aún no han aparecido claramente. El estudio del torso y del abdomen es genial, impregnados de fuerte naturalismo. Los pies se estiran, mientras que los dedos de las manos se curvan ligeramente. Personalísimo el paño de pureza, que se anuda a la derecha con una cuerda, dejando visible la bella silueta de la imagen.
Los expertos coinciden en señalar a esta Imagen como una de las más clásicas de Juan de Mesa; más cercana a las de su maestro Juan Martínez Montañés, respetando los cánones clásicos de la imaginería, siendo considerada como una de las más perfectas tallas de la imaginería barroca mundial.

  Santísima Virgen de La Angustia.
La imagen está atribuida al artista malagueño Juan de Astorga, quien la realizaría en el año 1.817, según los testimonios de la época. No en vano, presenta un notable parecido con otras imágenes documentadas del escultor archidonense como la Virgen de la Esperanza (Trinidad), Presentación (El Calvario) o las imágenes secundarias de la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla.
Determinados datos históricos avalarían dicha autoría, aún cuando sin la certeza necesaria, toda vez que los archivos de la Hermandad que realizó el encargo se perderían pocos años antes de su extinción.Como quiera que sea, la Imagen posee la fisonomía propia de todas las tallas del artista, impregnada del romanticismo que le confiere una belleza joven e idealizada, y un fuerte contenido espiritual que parece sumergir a las Dolorosas en un dolor que parece evadirle del mundo terrenal que les rodea.
Sus rasgos más característicos son el rostro magníficamente dibujado en óvalos de gran delicadeza, cejas rectas y finas, párpados caídos por el dolor, nariz recta de perfecto dibujo y delicadas manos que terminan en finos y elegantes dedos. De 1´64 cm., la cabeza de la Virgen se inclina hacia la derecha, mientras su boca, entreabierta, permite apreciar sus dientes en un gesto de llanto desconsolado. Cinco lágrimas, tres en el lado izquierdo y dos en el derecho, caen por sus sonrojadas mejillas.
Tras una primera restauración en 1944 por José Rivera García, sufre diversas intervenciones. En 1951, José Rivera García coloca clavijas nuevas en los brazos y repone las pestañas con pelo de malta. En 1981, Rircardo Comas, catedrático de la Facultad de Bellas Artes, le coloca de nuevo un juego de pestañas y lágrimas. En 1985 Luis Álvarez Duarte le reconstruye el ojo derecho, le coloca pestañas nuevas, le quita los repintes existentes en la parte del nacimiento del pelo y frente, que no son originales, realiza un nuevo candelero y retoca el busto. En 1997, Juan José Lupión, que con anterioridad había restaurado las manos, hace otro tanto con la articulación del hombro y el codo. En 1981, Ricardo Comas repone las pestañas y las lágrimas, siendo repetida esta actuación en 1986 por Luis Álvarez Duarte.

miércoles, 26 de junio de 2013

LA CANDELARIA


Nuestro Padre Jesús de la Salud.
En el primer paso camina Jesús cargado con el peso de la Cruz, imagen de gran mérito artístico atribuida tradicionalmente a Pedro Roldán y últimamente con mayor fundamento a Francisco de Ocampo y Felguera, que la ejecutaría a principios del siglo XVII. Es de talla completa y tamaño académico, inferior al natural, con túnica estofada.  


María Santísima de la Candelaria.
Bellísima es la imagen de María Santísima de la Candelaria, esculpida originariamente por Manuel Galiano Delgado en 1924 y remodelada en profundidad por Antonio Dubé de Luque en 1967. 
Guapísima va esta Virgen en su palio todos los Martes Santo ... Increíble. 

miércoles, 19 de junio de 2013

SAN BENITO

 Nuestro padre Jesús en su presentación al Pueblo.
Realizado en madera de cedro por Antonio Castillo Lastrucci en 1928. Representa el pasaje evangélico narrado por el evangelista San Juan (Jn. 19, 4-5): El Redentor de pie, maniatado y vestido con túnica púrpura abierta hasta la cintura, es presentado al pueblo por Pilato tras haber sido azotado y coronado de espinas. Es imagen de talla completa con sudario y viste túnica de terciopelo granate bordada en oro por Carrasquilla en 1965. Luce potencias de oro, platino y pedrería repujadas por Manuel de los Ríos en 1992.
Restauraciones: Antonio Castillo Lastrucci en 1949 y José Rodríguez Rivero-Carrera 1988.

 
 Santísimo Cristo de la Sangre.
Tallado en madera de pino de Flandes por Francisco Buiza Fernández en 1966. El 6 de Marzo de dicho año el Cardenal Bueno Monreal bendijo la imagen, donada a la Hermandad por el entonces hermano mayor Manuel Ponce Jiménez. Representa a Cristo fijado a la Cruz por tres clavos tras su muerte y ya herido por la lanzada. Se observa relajación en sus miembros y abundante sangre en todo su cuerpo. El sudario o paño de pureza ciñe su cintura y se anuda al lado derecho. Su cabeza se inclina hacia la derecha reclinándose sobre el pecho. Posee unas potencias de plata sobredorada labradas por Jesús Domínguez en 1966.
Restauraciones: Juan Manuel Miñarro López en 2000.

Nuestra Señora de la Encarnación.
Dolorosa de candelero para vestir de autor anónimo, realizada en madera de cedro y fechada en el primer tercio del siglo XVII. Inclina su cabeza a la derecha y dirige la mirada hacia abajo, apreciándose en sus mejillas cinco lágrimas de cristal. Sus manos están abiertas, portando un pañuelo en la derecha y un rosario en la izquierda.
Viste saya de terciopelo azul bordada en oro por Fernández y Enríquez en 1990 y manto de terciopelo burdeos bordado en oro por los mismos autores en 1989. Toca de sobremanto en malla de oro, obra de Carrasquilla en 1980. Sobre sus sienes luce corona de oro labrada por Fernando Marmolejo en 1971. En su pecho lleva un puñal de oro obra de Manuel de los Ríos en 1993.
Restauraciones: Sebastián Santos en 1948 y 1952 quien además retalla sus manos en 1953. José Rodríguez Rivero-Carrera en 1984 realizándole también un nuevo candelero.