LAS AGUAS
Santísimo Cristo de Las Aguas.
La imagen del Santísimo Cristo de las
Aguas fue realizada por Antonio Illanes en el año 1940. Este Crucificado
vino a sustituir al anterior Titular de la Hermandad, obra también del
mismo imaginero, y que desapareció en el incendio que sufrió la capilla
que la Hermandad poseía en la parroquia de San Jacinto la noche del 29
de octubre de 1942.
Tras el incendio, Antonio Illanes, que
en ese momento ostentaba el cargo de Hermano Mayor de la Hermandad, se
hizo cargo rápidamente de la sustitución de la imagen y tan sólo unos
días después del suceso se firmó el contrato para la adquisición de este
Crucificado con el que el artista había sido galardonado dos años antes
con el Primer Premio de la Exposición Nacional de Arte Sagrado.
Illanes realizó en este Crucificado una
de sus obras más singulares, en la que combinó la tradición de la
imaginería barroca sevillana con ciertas aportaciones propias más
contemporáneas, entre las que habría que destacar, por desaparecida, la
presencia de una cruz plana como patíbulo de Cristo y no la arbórea en
la que aparece actualmente.
>Es
una talla de Cristo clavado en la cruz por cuatro clavos, siguiendo las
revelaciones de Santa Brígida, aunque tiene la particularidad de que
sus piernas no se cruzan, como es más habitual en este tipo de
representaciones, si no que se muestran en disposición paralela.
Desde el punto de vista estilístico, la
imagen muestra claras influencias de los Crucificados de Juan de Mesa,
sobre todo en el sudario, anudado en el lado derecho, aunque el autor no
intentó realizar una mímesis de las tallas del siglo XVII, incorporando
algunos rasgos propios más contemporáneos como el modelado más suave,
el volumen en el paño de pureza y el realismo en el rostro, lo que
confiere a la obra una gran personalidad.
Sin duda, destaca la portentosa cabeza
del Crucificado, realizada con la intención de portar corona de espinas,
aunque nunca la llevó, y la fuerza expresiva de su rostro, con los ojos
semicerrados y sin vida, y la boca abierta, que permite la
contemplación del tratamiento de los dientes y la lengua.
Ha sido restaurada por Francisco Pélaez del Espino en 1980 y por Enrique Gutiérrez Carrasquilla en 2008.
Este paso de misterio representa la escena cuando un ángel recoge en un cáliz de oro, la sangre que cae del costado de Cristo Nuestro Señor.
María Santísima de Guadalupe.
La imagen de María Santísima de
Guadalupe fue realizada en 1965 por Luis Álvarez Duarte, siendo
considerada como su gran ópera prima.
Fue adquirida por la Hermandad un año
después y bendecida el 19 de febrero de 1967 en la parroquia de San
Bartolomé por su párroco D. Salvador Díaz Luque.
Tallada en madera de ciprés, responde al
modelo de la Dolorosa sevillana, de gran belleza, en la que destacan
sus rasgos juveniles y la expresión de su mirada. Con esta imagen
Álvarez Duarte realizó una aportación muy personal a la imaginería
sevillana y que ha influido notablemente tanto en su producción como en
la del resto de escultores actuales.
En 1981 su autor le sustituyó el
candelero, tallándole unas nuevas manos y en 2010 ha intervenido
nuevamente sobre la imagen a la que ha sometido a una limpieza, gracias a
la cual ha recuperado las tonalidades claras de su encarnadura.
La Virgen de Guadalupe realizó su primera salida procesional el Lunes Santo de 1969.
Nuestra Señora y Madre del Mayor Dolor.
La autoría de la imagen de la Virgen del
Mayor Dolor podemos calificarla, al menos, de controvertida. La
Hermandad daba culto desde sus orígenes en Triana a una Dolorosa
atribuida a José Montes de Oca y que desapareció en el incendio ocurrido
en la iglesia de San Jacinto en 1942. Dos años después, concretamente
el 30 de Julio de 1944, se contrató con José Romero Morillo la ejecución
de una nueva imagen.
Sin embargo, la personalidad del autor,
un ceramista trianero poco conocido, los rasgos estilísticos de la
imagen, relacionados íntimamente con el estilo de Montes de Oca, y las
investigaciones llevadas a cabo durante dos de las restauraciones a las
que ha sido sometida la imagen, junto al dato que nos ofrece una carta
enviada por la Hermandad al Cardenal Arzobispo de Sevilla, comunicándole
el incendio en la que se señala que, junto con los restos del fuego,
han aparecido carbonizados el candelero y la cabeza de la Virgen, han
puesto en duda tradicionalmente la autoría de Romero Morillo, aunque no
su intervención en la obra.
El primer documento que se conserva,
además del contrato firmado entre la Hermandad y el artista, es un
recibo de éste, fechado en Octubre de 1944, en el que informa que la
Virgen ha sido realizada en madera de caoba en la calle Pontevedra nº 8.
El 18 de Marzo del año siguiente es bendecida en la iglesia del Colegio
del Protectorado de la Infancia de Triana.
Varios años después, en 1953, Antonio Eslava encarnó el rostro y las manos de la Dolorosa y le realizó un nuevo candelero.
En 1965 la imagen también sufrió otra intervención en esta ocasión por parte del escultor Juan Abascal oscureciéndole el rostro.
Un nuevo dato, de gran interés, nos lo
ofrece un Inventario realizado por la Hermandad en el año 1958, donde se
señala que la imagen de la Virgen del Mayor Dolor es obra de José
Romero y que fue dirigida y sacada de punto por Antonio Eslava, versión
ésta que es la más difundida tradicionalmente entre los hermanos de esta
corporación y la más lógica al tener en cuenta la formación como
ceramista de Romero Morillo, quien pudiera haber realizado tan sólo el
modelo en barro.
Pero
las dudas sobre la autoría de la imagen aumentaron cuando durante su
restauración en 1981, Francisco Peláez del Espino estima que se trata de
una talla de mayor antigüedad, opinión que confirma el escultor y
restaurador José Manuel Bonilla, quien en el año 1991 interviene sobre
la Dolorosa y le realiza un nuevo cuerpo, sometiéndole también a una
limpieza de su policromía. Es ahora cuando se aprecian en la parte
trasera del busto restos de madera carbonizada y la división de la
cabellera en dos partes claramente diferenciadas y presumiblemente de
distinta mano, loque unido a la utilización de cola animal en los
ensambles, hace pensar al restaurador que la actual imagen es la
primitiva de Montes de Oca, versión aceptada también por el investigador
Antonio Torrejón Díaz en su estudio sobre el escultor dieciochesco.
Las últimas investigaciones llevadas a
cabo por Luis Chamorro García y las tesis de Luis Álvarez Duarte, que ha
restaurado la imagen entre 2011 y 2012, avalan la teoría, ya conocida,
que fue José Romero Morillo quien modeló en barro el busto de la
Dolorosa y posteriormente Antonio Eslava la talló en madera mediante la
técnica del sacado de puntos.
Desde el punto de vista estilístico, la
imagen responde al modelo de Dolorosa madura, de estética barroca, y que
muestra un profundo dolor, remarcado por la pronunciación del
entrecejo, la boca entreabierta y la mirada baja.
Increíble esta imagen ... Me enorgullece pertenecer a esta Hermandad.
Fina y blanca cara, bellos y marrones ojos, y un nombre, Guadalupe.